Muchas mujeres tienen una larga
lista de prohibiciones que hacen parte de su cotidianidad y que
hacen que sea parte de la cotidianidad
de más y más mujeres. Prohibiciones como no poder salir a la calle solas por
temor, porque a las mujeres desde siempre nos enseñaron a temerle a la calle,
pero no nos enseñaron a tomar precauciones. Por ello muchas no conciben la idea
de salir solas y menos de noche, porque en la calle el peligro es más intenso
para una mujer que para un hombre. Además existe la idea de que las mujeres que
salen de noche lo hacen porque son vagabundas, de mucho mundo y salen a buscar
hombres. Me di cuenta que la mujer juzga demasiado la actitud de las demás
mujeres, que no se comportan como la iglesia ha enseñado, como mujeres
“recatadas” que deben permanecer en su casa rindiéndole culto a la virtud por ese motivo es que continuamente ponen etiquetas despectivas a
quienes no piensan ni se comportan como tal. Eso me hizo salir con más gusto a
la calle, de noche, poder elegir un bar y darme la oportunidad de salir sola y vi que esa independencia me la daba el
hecho de poder tener el dinero para los transportes y lo que quisiera consumir
y no depender de nadie a nivel económico para poder hacerlo. Sentí que me daba
a mí misma, el permiso de poder realizar lo que muchas mujeres se niegan a
hacer, pues la calle es peligrosa pero ¿cual actividad que uno realiza
constantemente no lo es ?
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